La Unión Europea está llevando a cabo un importante programa de tratados bilaterales en el escenario comercial. Este programa surge de la apuesta previa de la Unión Europea a la “cooperación para el desarrollo” –programas de ayuda y asistencia a los países en desarrollo, con énfasis en las ex colonias europeas. Gradualmente, a lo largo de la década de 1980 y en la de 1990, las políticas de cooperación para el desarrollo de la Unión Europea adoptaron un tenor bastante diferente: crear un clima conveniente de comercio, inversión y jurídico para las compañías europeas, de manera de poder penetrar en mercados extranjeros.
Actualmente, numerosos tratados bilaterales de la Unión Europea son llamados “acuerdos de cooperación” o "acuerdos de asociación”. En esencia son TLCs. La finalidad principal es lograr que cada país con el que firman adopte las mismas leyes y políticas relativas a las transacciones y el comercio que las de la propia Unión Europea. Los acuerdos abarcan propiedad intelectual, trabajo, inversión, servicios, cultura, etc. Ofrecen reducciones arancelarias especiales a las exportaciones dirigidas a la Unión Europea, tal como los bienes agrícolas y los textiles, y disposiciones especiales sobre la emigración a la Unión Europea.
Muchos de esos acuerdos son motivados por el deseo de mantener el control de ex colonias europeas. Por ejemplo, el Acuerdo de Cotonou (anteriormente conocido como la Convención de Lomé) vincula a la Unión Europea con 76 países de África, el Caribe y el Pacífico. Es el principal instrumento de la Unión Europea para mantener relaciones privilegiadas con las ex colonias. Otros son motivados por competencia directa con los Estados Unidos y no tienen vínculos históricos. Por ejemplo, tan pronto como se firmó el TLCAN, los representantes europeos volaron a México a ofrecerles un tratado bilateral con la Unión Europea. Y con las negociaciones del ALCA, la Unión Europea trabaja duro por firmar su propio trato privado con el Mercosur. Sin embargo, otros combinan los dos motivos. El programa de “Cooperación Mediterránea” es una forma de mantener el norte de Afrecha y el Medio Oriente en una relación muy estrecha con la Unión Europea –casi como un anexo de la misma– y también sirve para neutralizar la influencia de los Estados Unidos en el patio trasero de la Unión Europea.
Los tratados bilaterales de la Unión Europea deben someterse al parlamento europeo para su aprobación. Esto significa que hay cierto margen para que los ciudadanos los impugnen, pero el parlamento rara vez lo hace. ¿Por qué? Quizás porque están inmersos en la herencia de programas de asistencia para ex colonias pobres y no son percibidos como lo que realmente son: herramientas para aplicar y reforzar el imperio de Europa en partes estratégicas del mundo.
última actualización: mayo de 2012