El Nuevo Tablero Comercial: Argentina entre el TLC con EE. UU. y el Futuro del Mercosur
Por Gilson Dantas Carmini | 9 de marzo de 2025
El Nuevo Tablero Comercial: Argentina entre el TLC con EE. UU. y el Futuro del Mercosur
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha generado una serie de movimientos en el tablero del comercio internacional que están comenzando a reconfigurar las dinámicas regionales y globales. Las decisiones de la administración Trump, como la imposición de aranceles del 25% a las importaciones desde México y Canadá, y el aumento del 10% al 20% en los aranceles para productos provenientes de China, marcan un giro hacia un proteccionismo que busca beneficiar a la economía estadounidense. En este contexto, Argentina observa con atención las oportunidades y desafíos que estas medidas pueden traer, especialmente ante la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
La política comercial de Trump, caracterizada por su lema “América First”, está diseñada para fortalecer la economía estadounidense mediante la protección de su industria local y la atracción de capitales internacionales. Según el economista Diego Dequino, este enfoque puede generar, en el corto plazo, un reflujo de capitales hacia activos más seguros en Estados Unidos, lo que podría complicar a economías emergentes como la argentina. “Si hay una sequía de flujos financieros, los márgenes disponibles para países como el nuestro se reducirán significativamente”, señala Dequino.
Sin embargo, no todo son desafíos. Daniel Griboff, especialista en comercio exterior, destaca que las barreras arancelarias impuestas a México y Canadá abren una ventana de oportunidades para que Argentina incremente su participación en el mercado estadounidense. Productos alimenticios, industriales y agroindustriales podrían encontrar un camino más directo hacia Estados Unidos sin tener que competir con los bienes provenientes de sus socios tradicionales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
La posibilidad de un TLC entre Argentina y Estados Unidos representa un punto de inflexión en la política comercial del país. Según Griboff, este acuerdo podría traer beneficios significativos al permitir que Argentina se convierta en un proveedor clave de materias primas e insumos para la economía estadounidense. Sectores como el agro, la minería y los minerales críticos podrían verse especialmente favorecidos.
Sin embargo, un TLC con Estados Unidos también presenta desafíos políticos y económicos profundos, particularmente en relación con el Mercosur. La normativa del bloque sudamericano obliga a sus miembros a negociar acuerdos comerciales en conjunto, lo que significa que cualquier tratado bilateral requeriría una salida o una renegociación profunda de las reglas del Mercosur.
El Mercosur, creado como una unión aduanera para fortalecer la integración regional, ha enfrentado críticas por su falta de avances hacia una integración más profunda y por los desequilibrios entre sus miembros. Según Griboff, “el Mercosur ha favorecido históricamente a Brasil más que a Argentina”, y su estructura actual se ha vuelto costosa e ineficiente. “Es una unión aduanera imperfecta que no ha logrado adaptarse a los cambios globales”, afirma.
La posibilidad de un TLC con Estados Unidos podría ser vista como una oportunidad para replantear el papel de Argentina en el bloque regional. Sin embargo, esto también implicaría enfrentar preguntas complejas sobre el futuro del Parlasur y otros organismos asociados al Mercosur, así como sobre las relaciones comerciales con Brasil y otros socios regionales.
En un contexto global marcado por tensiones comerciales y una creciente competencia por mercados estratégicos, Argentina se encuentra en una posición única para capitalizar las oportunidades que surgen. Pero estas oportunidades no están exentas de riesgos. La administración Milei deberá equilibrar cuidadosamente las negociaciones con Estados Unidos mientras gestiona las implicancias políticas y económicas de un posible distanciamiento del Mercosur.
Como señala Griboff, “un TLC con Estados Unidos podría ser la primera vez que llueva sopa y tengamos cucharas”. Sin embargo, para aprovechar esta oportunidad, será crucial desarrollar una estrategia clara y bien articulada que permita maximizar los beneficios económicos mientras se minimizan los costos políticos y sociales.
En este nuevo tablero comercial global, Argentina tiene la posibilidad de redefinir su posición como actor clave en el comercio internacional. La clave estará en cómo se manejen las negociaciones y en qué tan bien se logre adaptar el país a este nuevo entorno competitivo.