bilaterals.org logo
bilaterals.org logo
   

Un tsunami de acuerdos comerciales: reflexiones de veinte años de resistencia

All the versions of this article: [English] [Español] [français]

En 2024, bilaterals.org celebra su 20º aniversario. Durante este tiempo, bilaterals.org ha servido de plataforma en línea colaborativa y abierta de apoyo a las luchas contra los acuerdos de libre comercio e inversión en todo el mundo, y campañas contra el RCEP, el TPP, el mecanismo ISDS, entre varias otras.

Para conmemorar la ocasión, publicamos una serie de cinco artículos escritos por los movimientos y activistas que han estado en el centro de estas campañas todo el tiempo. Los artículos pretenden hacer balance de lo sucedido en los últimos 20 años y mirar hacia adelante, hacia la resistencia contra los acuerdos de libre comercio en los años venideros. Comparten experiencias de África, Asia, Europa y América Latina, conectando a las diferentes luchas.

  • Un tsunami de acuerdos comerciales: reflexiones de veinte años de resistencia

— 

Un tsunami de acuerdos comerciales: reflexiones de veinte años de resistencia

por Diyana Yahaya | 11 de noviembre, 2024

Es 2004, el año en que bilaterals.org también fue fundado. Un año en que el mundo se mantuvo muy dividido tras la invasión estadunidense a Irak. Con ese escenario, Israel emprendió varias invasiones de la Franja de Gaza. Ese mismo año, un terremoto golpeó la costa de Sumatra septentrional, lo que condujo a uno de los mayores tsunamis registrados en la historia. Este tsunami había golpeado costas región tras región, incluida la costa del estado de Penang al norte de Malasia.

Unos cuantos meses antes del tsunami, el gobierno malayo firmó un acuerdo de comercio e Inversión con Estados Unidos, en lo que se suponía iba a ser el primer paso hacia un TLC a plenitud entre Malasia y EUA. Era uno de los muchos acuerdos de comercio e inversión que surgían como hongos en cada rincón del mundo en medio de los varios bloqueos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) derivados de la oposición de los movimientos sociales y de los países del sur global.

Esta proliferación de acuerdos de libre comercio e inversión por todo el mundo, también llegó como un tsunami. Fue masiva, destructiva; cambió la mentalidad de la gente pues mostró que otros muchos acuerdos ocurrían en secreto y tenían la capacidad de provocar tantos estragos, si no es que más, que la OMC.

Las negociaciones encaminadas al TLC Malasia-EUA enfrentaban también numerosas oposiciones de varios movimientos y organismos de la sociedad civil en Malasia que exigían ponerle fin a las negociaciones. Oficialmente, éstas se pararon en 2008. No obstante, tras bambalinas, otra nueva negociación emergía más o menos por ese tiempo, y justo dos años después, Malasia se unió oficialmente a la multitud de países que participan en las negociaciones de lo que primero se llamó Acuerdo de Asociación Transpacífica y ahora se conoce como Acuerdo Amplio y Progresivo de Asociación Transpacífica (CPTPPA por sus siglas en inglés).

Hoy, Malasia es un país que se piensa atrapado en el estatus de su renta media. Y por lo tanto, como país, aceptó el dogma no comprobado de que aceptar inversión extranjera directa, brindar acceso a los mercados y ser más amigables con éstos es su ruta de salida ideal. El resultado es que sucesivos gobiernos han estado muy ansiosos por firmar y negociar acuerdos de libre comercio sin considerar de un modo crítico su impacto en el país.

Cuando en 2013 supe por vez primera del Acuerdo Transpacífico, las negociaciones ya llevaban años en secreto. Y se sabía muy poco al respecto. La mayoría de los movimientos sociales o las organizaciones civiles nunca habían escuchado hablar de él. Ni la sociedad civil y ni siquiera los miembros del parlamento tenían acceso alguno a las negociaciones. Todo esto mientras en todos lados se aclamaba al TPP como “una nueva generación de acuerdos comerciales”. Hoy, el CPTPPA es apenas uno de los tantos acuerdos de comercio de nueva generación. De hecho, hay multitud de acuerdos más nuevos que se están firmando y negociando, cada uno de los cuales se ha vuelto más amplio al tiempo de incrustar nuevos asuntos y mapear nuevas áreas donde se puede causar daño.

Durante varias décadas los movimientos feministas y las organizaciones han estado levantando críticas y análisis feministas hacia el sistema económico como un todo, incluyendo las reglas de comercio e inversión —que con frecuencia son diseñadas e implementadas sin considerar el impacto y las consecuencias hacia los asuntos de género. En respuesta, los gobiernos han introducido cláusulas y capítulos de derechos humanos y de género en sus TLC, promocionando estos cambios como un modo de “igualar la cancha de juego” entre hombres y mujeres. Sin embargo, estas respuestas no logran responder las críticas reales de las feministas, porque, lo irónico es que los acuerdos de libre comercio empoderan, a fin de cuentas, a las corporaciones y países multinacionales, no a la gente.

El mundo de hoy, como hace veinte años, continúa sufriendo las devastadoras consecuencias de las intervenciones militares del Norte Global, y su respaldo a los regímenes opresivos, como lo ejemplifica el genocidio y la ocupación que están en curso en Palestina. Pese al consenso casi unánime entre los Estados del Sur Global en Naciones Unidas contra el genocidio palestino, donde 70% de la gente asesinada son mujeres y niños, el Norte Global se mantiene en silencio, sin desafiar las enormes violaciones a los derechos humanos que perpetra Israel.

Entretanto, Estados Unidos y otros países europeos y del Norte Global activamente promueven los acuerdos de libre comercio alegando que salvaguardan los derechos humanos, la igualdad de género, las protecciones laborales y los estándares y normas ambientales. Pero el pasar por alto estos principios para permitir atrocidades revela sus dobles criterios y la retórica vacía tras las cláusulas de libre comercio contenidas en los tratados comerciales —con frecuencia usados para presionar a los países en desarrollo a que abran los mercados, reduzcan los aranceles, renuncien a su potencialidad regulatoria y concedan privilegios ampliados a las corporaciones.

Así que, de muchas maneras, las luchas emprendidas por los pueblos hace veinte años, incluso treinta años, evolucionaron y cambiaron, pero algunas luchas de hoy en el mundo siguen siendo la mismas de entonces.

Lo que permanece igual es que con cada surgimiento de nuevos acuerdos de comercio e inversión, y con la introducción de “nuevas áreas”, hay oposiciones que los confrontan. El rango va de los movimientos feministas a varios movimientos sociales y la sociedad civil. Pero con cada acuerdo de libre comercio que se frena gracias a la oposición y la movilización de los movimientos sociales y de las organizaciones civiles, otro nuevo acuerdo aparece y toma su lugar. Es más, las críticas contra los impactos dañinos y destructivos de los acuerdos comerciales son respondidas con propuestas de falsas soluciones y subsecuentes acuerdos.

Pese al creciente impulso de oposición contra los TLC y los incontables movimientos que trabajan en pos de alternativas, el movimiento de justicia mercantil y los diversos movimientos sociales permanecen aislados por los asuntos o enfoques particulares y por las geografías. Estas divisiones, perpetuadas por los gobiernos, y por el tecnicismo de los acuerdos comerciales, entorpecen la colaboración Sur-Sur y la conciencia de los impactos de largo alcance de los acuerdos comerciales. La grieta Norte-Sur Global exacerba aún más estos desafíos, pues muchas organizaciones civiles y movimientos sociales en el Sur Global carecen de los recursos para trabajar transversalmente en diferentes puntos o regiones y además luchan directamente contra los efectos negativos de los TLC. Muchas organizaciones civiles y movimientos sociales en el Norte Global no siempre han emprendido las mismas críticas y oposiciones hacia los TLC que sus contrapartes del Sur. Ahora, el genocidio y la colonización que prosiguen su curso en Palestina revelan otras fisuras adicionales. Por tanto, plataformas como bilaterals.org siguen siendo cruciales en tender puentes por entre las grietas y en promover la solidaridad entre diversos movimientos.

Siento activistas de la justicia mercantil, debemos estar al frente de la organización y la movilización colectiva en aras de un nuevo sistema comercial que responda a los desafíos globales que agobian, tales como la crisis climática, los derechos humanos, las tecnologías digitales, las asimetrías en el poder y la erosión de la democracia y el multilateralismo. Este sistema comercial alternativo debe estar enraizado en la solidaridad y en las necesidades de la gente, de las comunidades y los países, más que en mercados desregulados, abiertos y “libres”. Imaginar esta alternativa no puede separarse de nuestras luchas por desmantelar el patriarcado, el racismo, el fascismo, el fundamentalismo, el militarismo, la colonización y el capitalismo. Es una tarea abrumadora pero como activistas de la justicia en derechos humanos y comercio no nos queda otra alternativa que ponernos a ello.


 source: bilaterals.org