Recoger las demandas sociales y ambientales en la lucha contra los TLCs
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En 2024, bilaterals.org celebra su 20º aniversario. Durante este tiempo, bilaterals.org ha servido de plataforma en línea colaborativa y abierta de apoyo a las luchas contra los acuerdos de libre comercio e inversión en todo el mundo, y campañas contra el RCEP, el TPP, el mecanismo ISDS, entre varias otras.
Para conmemorar la ocasión, publicamos una serie de cinco artículos escritos por los movimientos y activistas que han estado en el centro de estas campañas todo el tiempo. Los artículos pretenden hacer balance de lo sucedido en los últimos 20 años y mirar hacia adelante, hacia la resistencia contra los acuerdos de libre comercio en los años venideros. Comparten experiencias de África, Asia, Europa y América Latina, conectando a las diferentes luchas.
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Recoger las demandas sociales y ambientales en la lucha contra los TLCs
Por Lucía Sepúlveda Ruiz, vocera de Chile Mejor sin TLC, 30 de septiembre de 2024
En la lucha contra los Tratados de Libre Comercio (TLCs) fuimos descubriendo que estos son en realidad, una suerte de constitución que las corporaciones transnacionales de la minería, el agronegocio, la energía, y las farmacéuticas, las finanzas y servicios han redactado prácticamente en secreto. Los Estados del sur global las ratifican dando así garantías a sus inversiones y proporcionando las herramientas que en la actualidad les son necesarias para la acumulación de capital. Además, si algún Estado se atreve a llevar adelante una política pública que de alguna manera sea considerada “expropiatoria” para sus intereses, ese Estado es llevado a tribunales internacionales donde la mayor parte de las veces, debe pagar elevadas multas y en otros casos, es “disuadido” echando atrás esa medida para evitar caer en la millonaria sanción. Las impresentables dictaduras que hubo en América Latina, o los imperios coloniales del siglo XIX, han sido reemplazadas por este esquema cumpliendo en el fondo los mismos objetivos de preservación de los privilegios de las elites del norte global, aliadas en muchos casos con sus pares a nivel de las naciones latinoamericanas.
En Chile el año 2021 comprobamos que este sistema está incorporado sólidamente al establishment político. Como Chile Mejor sin TLC, habíamos presentado una propuesta constitucional para reemplazar este sistema de tratados por uno que asegure la soberanía, para lo cual proponíamos retirarnos del sistema de cortes internacionales y preservar los derechos de los pueblos a desarrollar políticas públicas adecuadas a su realidad y necesidades. Tuvimos apoyo ciudadano y nuestra propuesta, muy fundada y documentada, llegó a ser votada, pero la maquinaria política de la entonces Convención Constituyente, la derribó de inmediato. Así descubrimos lo poderosa que es la alianza entre las corporaciones transnacionales y las élites gobernantes, sin importar su signo político de apellido a veces “progresista”. Sólo en épocas de fuerte movilización y elevación de la conciencia ciudadana ha sido posible cuestionar exitosamente el avance de nuevos tratados. Hoy nos encontramos con gobiernos impermeables a la crítica, contrarios a la participación popular. En la práctica en Chile el gobierno del presidente Gabriel Boric ha establecido un co-gobierno legislativo con el lobby empresarial.
Consideramos que para desacreditar este modelo de tratados, resulta imperativo mostrar su vínculo con el modelo económico imperante, alto en corrupción, pérdida de derechos básicos y calidad de vida y avance inexorable del deterioro ambiental. Las corporaciones ya mencionadas se llevan el agua (con las paltas, con el litio, con la celulosa y ahora el hidrógeno verde, todos altos en consumo hídrico) y nos dejan zonas en sacrificio, territorios destruidos, familias y pueblos indígenas sin derechos, condenados al desplazamiento y al fin de su forma de vida y subsistencia. Es necesario denunciar las falsas soluciones al cambio climático impulsadas por los gobiernos disfrazando como “verdes” los mega proyectos energéticos o nuevos monocultivos transgénicos y otras iniciativas depredadoras e inconsultas.
Quienes hemos estudiado por décadas estos tratados, sabemos que son todos casi idénticos en su contenido, aunque las características y estructura económica de cada país hacen que sus efectos vayan variando. Así por ejemplo, en algunos países como Chile, Perú o Colombia predomina el extractivismo minero-forestal-salmonero, y en otros más cercanos a Estados Unidos, como México, América Central y República Dominicana lo más relevante puede ser el sistema de ensamblaje para la exportación (maquila) proporcionando directamente mano de obra barata para la fabricación de productos de marca extranjera.
Sin desarrollo y sin “goteo”
Pero las consecuencias para nuestros pueblos son las mismas, y así lo han señalado diversas investigaciones en los últimos años: tras veinte o más años de tratados de libre comercio, no ha llegado el prometido “desarrollo” y nuestros países siguen siendo fundamentalmente exportadores de elementos naturales sin valor agregado. En el caso chileno, la desindustrialización ha sido completa y ya prácticamente no existe industria nacional. Un reciente trabajo de la Fundación Sol ha establecido además que los únicos ganadores en estas décadas de vigencia de esta arquitectura económica internacional son las grandes corporaciones, ya que los salarios de los trabajadores no han crecido.
Uno de los aspectos en que ha sido más notorio el deterioro producido por la instalación del modelo agroexportador funcional a estos tratados, es la situación de la agricultura familiar campesina en América Latina y por consiguiente, la alimentación, cuyo deterioro va en sentido inverso al auge del agronegocio y la crisis hídrica. Los tratados de libre comercio son un obstáculo considerable para enfrentar la crisis ecológica en nuestros países, ya que el monocultivo, intensivo en el uso de agrotóxicos contaminantes de suelos, agua y salud de las personas sigue avanzando. A lo largo de estas décadas de lucha contra los tratados, la lucha por la recuperación de la semilla tradicional como parte de la construcción de la soberanía alimentaria ha ido creciendo. Las mujeres, como guardianas de las semillas y cuidadoras de las aguas y bosques han sido primera línea en estas luchas, porque también en sus cuerpos territorios están viviendo las consecuencias de este modelo depredador. Ha sido fundamental conocer experiencias de otros pueblos como México, Guatemala, Colombia, Bolivia, Argentina y Ecuador que comparten estos problemas, y en ello, bilaterals.org ha sido una contribución cada vez más importante, junto a las de otras redes y publicaciones de investigadores de TNI y GRAIN, así como nuestros pares de América Latina Mejor sin TLC.
Según las disposiciones de estos tratados y las inversiones de sus promotores, se crean cadenas de producción transnacionales pero además las corporaciones extienden sus operaciones en áreas de servicios básicos como el agua y la energía, por ejemplo. En Chile, inversores franceses y canadienses son dueños de algunas sanitarias, por ejemplo, y ENEL, una distribuidora de energía altamente cuestionada por la pésima calidad de su servicio, es italiana. Chile anunció este año que anularía la concesión de ENEL ante el último gran desastre protagonizado por esa empresa dejando a millones de clientes sin servicio eléctrico por varias semanas. Pero no hay precedentes de una medida de ese tipo. Se había anunciado en 2019 un procedimiento de anulación de la concesión de la sanitaria Essal (de la empresa francesa Suez) ante un vertido de petróleo en su planta de agua potable en una localidad del sur del país. Pero en 2020 esa empresa amenazó con demandar al Estado. Y Chile posteriormente anuló el procedimiento, como hacen muchos países que prefieren retroceder por el riesgo de pagar sumas elevadísimas en esas demandas. Este año se confirmó una demanda ante el CIADI del grupo estadounidense OHIO National, una aseguradora que cuestiona una ley promulgada durante la pandemia, que posibilitó el retiro del 20% de las rentas vitalicias de personas que así lo solicitaron. Sin embargo la Cámara de Diputados de Chile ha votado favorablemente el nuevo tratado con la Unión Europea que sigue permitiendo demandas internacionales regidas por las mismas causales.
Para liquidar este tipo de tratados, es imprescindible avanzar en la articulación de esta lucha con la lucha de defensa de los territorios y sus bienes naturales y con las luchas por las demandas sociales de los pueblos, por la vida y por la paz.
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