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Una amenaza llamada TLC

Una amenaza llamada TLC

Alfredo Vera*

Quito, 13 feb 2006 (PL) La administración de George W. Bush abandonó el multilateralismo del ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas) y desató una verdadera ofensiva para imponer el bilateralismo de los llamados TLC (Tratados de Libre Comercio).

Estos acuerdos se basan en la apertura, es decir, abrir las fronteras al "libre comercio" de norte a sur, de super-desarrollados a subdesarrollados, de la tecnología de punta a la punta de un cuerno, de las transnacionales a la empresita de medio pelo.

El pasado día 16 se gestó un taller informativo de la Comisión Ecuatoriana negociadora del TLC a la que asistió el bloque legislativo de la Izquierda Democrática y se pudo hacer un análisis sucinto de lo que consideramos una verdadera amenaza para el Ecuador.

El TLC es de esos pactos geopolíticos con los que nos irá mal de todas maneras: si firmamos, porque consagramos mediante tratado obligatorio la pérdida de nuestra soberanía y, si no firmamos, el país será objeto de una verdadera guerra desestabilizadora.

La Comisión negociadora nacional nació en el régimen del dictócrata vasallo de Bush y podemos colegir con qué mentalidad se iniciaron las conversaciones por mandato del gobernante de turno.

Ese grupo se ha reconfigurado, pero el espíritu predominante es fatalista, pues si bien hay la intención de diferir la firma, hasta ver si se puede doblegar algunas imposiciones imperiales, existe la decisión de finalmente firmarlo.

Los temas visibles de controversia se ubican en asuntos como los subsidios agrícolas que Estados Unidos da a sus productores, con los cuales destruye todo principio de competitividad.

No existe asimismo respuesta de lo que va a suceder con productos como arroz, maíz, soja, que van a ser arrasados por la invasión a costos de suicidio para el millón de campesinos ecuatorianos que dependen de su comercialización.

Otro de los temas es el de la propiedad intelectual, al cual hasta el momento no se le encuentra solución.

Algunos de ellos dicen que deberíamos subsidiar a los productores ecuatorianos, cuando no tenemos ni para darles mediana educación, incipiente salud, salario de supervivencia.

¿Con qué vamos a subsidiar la producción con los niveles de pobreza crítica, miseria, que predominan en el país?

Hay temas invisibles que los negociadores aceptan existen, pero no informan cómo vamos a preservar nuestra soberanía. Lo más grave es que estaremos imposibilitados de renegociar la deuda externa (como lo hicieron Argentina o Brasil) a la que tendremos que servir incondicionalmente.

¿Y, nuestra soberanía? mal, por desgracia.

El autor fue ministro ecuatoriano de Educación y colaborador de Prensa Latina.


 Fuente: Prensa Latina