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Costa Rica: las Hormigas contra el Elefante: vacuna contra el pesimismo

30/8/07

Las Hormigas contra el Elefante: vacuna contra el
pesimismo

Mario Zúñiga Núñez, Antropólogo Social

Es cierto, se cierne sobre nosotros una maquinaria
potente y al parecer muy poderosa, como un elefante,
pero si lo vemos bien es un elefante viejo y achacoso.
La burguesía político-empresarial dispone del dinero,
de los medios de comunicación y manejan a placer la
institucionalidad. Pero en este punto es necesario que
recordemos ¿porqué la burguesía trata de aparentar que
es un elefante invencible? Respondiendo esa pregunta
podremos disipar esos fantasmas que ellos promueven
con su pretendida omnipotencia.

El desplante de poder que existe hoy en nuestros
televisores y en la insolencia en el manejo del
aparato institucional nace de una urgencia común para
la burguesía: el referéndum. Y ese referéndum no es
más que una conquista popular. Todo este espectro de
dominación y violencia existe porque nosotros,
organizados y dispuestos, hemos puesto en jaque el
proyecto de la burguesía. Caminando sin perder el
paso, como las hormigas, hemos cuestionado su proyecto
a tal punto que reaccionan con miedo. Y es natural que
tengan miedo, porque ven surgir frente a sus ojos esa
otra Costa Rica que tiene como su centro el ser humano
y no el dinero, el comercio o la competitividad.

La desesperación y el desconcierto es de ellos, no
nuestro. Nosotras las hormigas caminamos, tranquilas,
sabiendo que la democracia está de nuestro lado.
Paciencia que llegaremos. Ellos en cambio, intentan
demostrarnos que lo tienen todo asegurado, que su
manejo burdo del poder es la única forma de hacer
política, que son un inmenso elefante que nos
aplastará en cualquier momento. Recuerden que también
intentaron hacerlo antes de las elecciones de febrero
de 2006 y nosotros terminamos riendo de ese rey
desnudo y patético, ese rey temeroso a tal punto, que
no soporta la presencia de las hormigas, que le
recuerdan que está chingo y se ve ridículo.

Nosotras nos trepamos hace rato por la pata del viejo
elefante, llegamos a su cabezota, atravesamos su
inmensa frente y allí nos lanzamos sobre sus orejas: y
desde allí le gritamos todas las verdades que no
quiere oír ¿Qué puede hacer un elefante con una
hormiga en la oreja? De nada le sirve su inmensa
patota, porque no tiene dedos finos para expulsarnos
de ahí, de nada le sirve que se sacuda en la
televisión, ni en la radio, ni en el Tribunal Supremo
de Elecciones. De nada le sirve al elefante su grande,
pesado y viejo cuerpo, porque al final es uno y
nosotras somos millones.

Y no lo digo por puro voluntarismo, hay ejemplos
históricos de pueblos en situaciones parecidas a la
nuestra, que han impuesto su iniciativa popular. La
sangrienta dictadura chilena institucionalizó un
referéndum en la constitución de 1980 que se realizó
en 1988. El resultado, muy a pesar de Pinochet, fue de
44% por el “Si” al dictador, contra un contundente y
aplastante 55% del “No” a favor de la democracia.
Parecía imposible y lo las hormigas chilenas lo
hicieron, se deshicieron de ese otro rey patético que
terminó muriendo en su casa, también desnudo y falto
de adulación.

Como hormigas hemos recorrido la mayoría del camino,
estamos en la oreja del viejo elefante y él responde
con toda su furia, pero nosotras somos fuertes, y
soportamos sus sacudidas, y él no tiene como
deshacerse de nosotras. Hemos ganado hasta ahora y por
eso el elefante se sacude temeroso. Tenemos toda la
posibilidad de ganar en el referéndum, nuestro trabajo
y fuerza nos lo garantizan. Vamos a ganar de todas
maneras, porque lo que hemos construido ya es
ganancia. La otra Costa Rica ya empezó, vive en la
articulación de los Comités Patrióticos, los
Movimientos Sociales y en los Partidos Políticos
concientes del cambio. Esa otra Costa Rica no depende
del resultado ningún referéndum, ya es una patria
ganada.


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