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Poner fin a las negociaciones de un acuerdo de liberalización comercial obsoleto, neocolonial y desequilibrado

Colectivo Stop Mercosur, el Frente Brasileño Contra el Acuerdo Unión Europea-Mercosur, la coalición francesa “Solidaridad Brasil” y Red Brasileña por la Integración de los Pueblos | 22 de junio de 2023

Declaración Acuerdo UE-Mercosur: Poner fin a las negociaciones de un acuerdo de liberalización comercial obsoleto, neocolonial y desequilibrado

Con motivo de la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Internacional que se celebrará en París los días 22 y 23 de junio, el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y el Presidente de Francia Emmanuel Macron se reunirán, en particular para debatir el acuerdo de liberalización comercial que se está negociando actualmente entre la Unión Europea y los países del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay). En un momento en que la Comisión Europea está desplegando una energía considerable para finalizar las negociaciones en curso lo antes posible, las organizaciones de la sociedad civil brasileña y francesa abajo firmantes exigen que la Comisión Europea ponga fin a las presiones y amenazas que está ejerciendo contra los países del Mercosur, y piden a todas las partes interesadas, en particular a Brasil y Francia, que pongan fin a estas negociaciones para un acuerdo de liberalización comercial obsoleto, neocolonial y desequilibrado.

Con esta declaración, nuestras organizaciones quieren reiterar hasta qué punto este proyecto de acuerdo de liberalización comercial entre la UE y Mercosur puede agravar las asimetrías económicas y socioambientales existentes entre los dos bloques. Profundizará la especialización primaria de las economías de los países del Mercosur en detrimento de la diversificación económica. Los sectores industriales de Brasil, la agricultura familiar y campesina, las pequeñas y medianas empresas de los países del Mercosur - especialmente como consecuencia de la apertura de los mercados de contratación pública - y las clases sociales medias y desfavorecidas de los países del Mercosur no tienen nada que ganar con un acuerdo tan desequilibrado, que beneficiará a los productores y exportadores de materias primas agrícolas, mineras y energéticas y a las empresas transnacionales europeas químicas productoras de fármacos, agrotóxicos, automóviles y aquellas interesadas en los mercados de compras y de privatización de los servicios públicos, a costa de violaciones de los derechos humanos y de impacto socio ecológico aterrador sobre los pueblos indígenas y poblaciones locales, los territorios, los bosques, los ecosistemas y la biodiversidad.

En Europa, el aumento de los contingentes de importación de carne con aranceles aduaneros reducidos hará que los agricultores europeos tengan que hacer frente a una mayor competencia que hará bajar los precios, ejerciendo presión para intensificar el sistema agrícola europeo. Las multinacionales europeas, deseosas de hacerse con nuevos contratos públicos y/o de exportar desde Europa pesticidas que ahora están prohibidos en Europa y coches de combustión interna que lo estarán en el futuro, serán las principales beneficiarias del acuerdo, lo que hará que cada vez más empresas, actividades y empleos se inserten en cadenas de suministro globales controladas por las casa matrices en el Norte, y aumentará tanto la fragilidad y la dependencia de la economía europea de los mercados internacionales y sus inestabilidades intrínsecas como la impunidad frente a las violaciones de derechos humanos y de los pueblos perpetrados por grandes empresas trasnacionales. Aunque el acuerdo prevé la eliminación de más del 90% de los derechos de aduana en los intercambios entre las dos zonas, son las empresas de los sectores automovilístico, químico y farmacéutico europeos, y del sector agroexportador basado en los monocultivos de los países del Mercosur, las que más se beneficiarán.

Con un acuerdo de este tipo, se profundizarán las asimetrías económicas entre la UE y los países del Mercosur, según un modelo neocolonial de acaparamiento de recursos, en detrimento de la diversidad, la autonomía y la resiliencia de las economías locales y regionales y de la integración entre los pueblos. Allí donde las normas comerciales deberían revisarse y limitarse en nombre de los imperativos del siglo XXI, este proyecto de acuerdo organiza estrictamente la lógica contraria: las políticas climáticas, por ejemplo, se aceptan a condición de que no contravengan las normas destinadas a aumentar el comercio internacional de bienes y servicios.

No tiene por qué ser así: a ambos lados del Atlántico, tenemos mucho mejor que ofrecer en materia de cooperación y solidaridad internacional que un acuerdo comercial neoliberal. Compartimos la necesidad de reforzar los vínculos entre los países de la Unión Europea y los del Mercosur, y más ampliamente entre los pueblos de Europa y América Latina. Pero esto no puede organizarse únicamente en torno al comercio de bienes y servicios que deben transportarse a través del Atlántico. Por el contrario, pedimos a nuestros gobiernos que se comprometan y orienten sus relaciones geopolíticas y comerciales sobre la base de nuevos principios, como han propuesto recientemente 170 organizaciones de la sociedad civil: cooperación, solidaridad, igualdad, democracia y sostenibilidad para "garantizar una buena vida para todos" en lugar de "asegurar beneficios para unos pocos" (https://www.ecologistasenaccion.org/291349/mas-de-170-organizaciones-de-la-sociedad-civil-piden-un-cambio-de-rumbo-en-la-politica-comercial-ue-mercosur/).


 source: Colectivo Stop Mercosur, el Frente Brasileño Contra el Acuerdo Unión Europea-Mercosur, la coalición francesa “Solidaridad Brasil” y Red Brasileña por la Integración de los Pueblos